domingo, 20 de agosto de 2017

Suceso distal


El instante es el mismo, nunca cambia
Desde siempre ha sido.
Al abrir los ojos se inunda de presente, de significantes y de formas.
El instante se sostiene sobre una delgada membrana.
Todo el tiempo vibra y tirita.
El tiempo comienza en un instante,
la presencia constante se renueva,
se eterniza sin final; hasta que cede al espacio temporal que lo envejece
Agotado el recurso de la vida.
Última bocanada que da paso al reposo
                                                                            
                                                       El tiempo pierde la razón de ser.
Es el instante entonces una llave.
La luz que se filtra por la cerradura.
El mismo e inmutable otorgado por la biología de la existencia
Que cesa al momento mismo que el latido se congela.
El tiempo es entonces el vehículo que condensa la vida;
la existencia se agrupa y florece, entra en climax, decae
vencida poco a poco igualmente por el tiempo,
Que sin prisa consume todo lo que los sentidos perciben
o creen percibir.

El parpadeo es entonces la métrica,
el ritmo que colapsa.
El instante, el espasmo que envuelto en carne y sentimientos,
da nombre a lo humano y anhela el abstracto concepto de lo eterno.
Las estrellas y galaxias son tiempo.
Los años se dislocan al perder la pista de lo humano.
Se agrupan en números factibles o insensatos que miden las distancias.
Alejamiento, la luz que brilla en el horizonte,
que viaja hasta el instante que revela y testifica desdeñosa.

El gran panorama brutal e Incomprensible,
es motivo de ser diseccionado,
en instantes que encarnados, estallan en fragmentos emotivos
que se nos identifican con un algo, onírico o realista
los fragmentos pequeños se asimilan.
Los fragmentos colosales erigen paradojas.
que de igual forma el tiempo deslava y derriba
sobre una costa abatida por las olas.

El instante una vez más codifica la realidad
Y da vida a la búsqueda,
La misma trayectoria de la luz que recorre las tinieblas.
Estrella gigantesca, reducida no vencida,
que en su último guiño toca las pupilas
y después desaparece,
                                               eclosiona hasta la densidad.
Singularidad de espacio tiempo detenido

en un instante de nada sostenido.

 Un suceso distal da impulso a mi lenta luz inverosímil
carente de armonía.
Muy pequeño impulso casi imperceptible, vacío de magnetismo.
Neutrino carente de masa que enciende
la singularidad que me congela.
Sin embargo, el reloj de argón que me acompaña
recuerda que hoy es sábado
y que soy tan real como un holograma proyectado en el espacio- tiempo.

















No hay comentarios:

Festival Internacional Amado Nervo

Festival Internacional Amado Nervo