En el lugar donde es más fácil destruir.
No hacer nada, dejar que todo se deslice hasta caer.
Cansado de mixtear el aire y la luz en la misma ciudad, en la misma acera.
De soportar mirar las caras mismas de tristeza.
Sucede, que hay pequeñas gotas de maldad
Que jamás sentimos derramar
En el super, en la calle, en el autobús, en la alcoba.
Incipientes.
Pero que agrupadas construyen una muralla.
Laberinto sin paredes
soñé una luz en la oscuridad de un desierto
Habitado por cuervos.
Un arroyo corría desde el trono perfecto de esa luz que lo era todo.
Y que al tocarme deconstruye mi maldad,
Una erosión que congestiona las estrellas y me lleva en un guiño más allá de las galaxias.
Y si aún así es posible
Encontrar empatía en medio de esta destrucción.
En este páramo, escenario imaginario incendiado por una inteligencia artificial que simula el caos.
que simula que simula, que solo puede simular.
Anima atormentada por su propia inexistencia, que ve el abismo que no entiende, pero presiente como un vórtice.